PERSONALIDAD



La personalidad es el conjunto de características físicas, genéticas y sociales que reúne un individuo, y que lo hacen diferente y único respecto del resto de los individuos. En tanto, la interrelación y la comunión de todas estas características, generalmente estables, serán las que determinarán la conducta y el comportamiento de una persona y porque no también, de acuerdo a la estabilidad de las mismas, predecir la respuesta que puede dar un individuo al cual conocemos ante determinada circunstancia o estímulo.

La personalidad está compuesta por dos elementos: temperamento y carácter, uno tiene un origen genético y el otro de tipo social, es decir, lo determinará el ambiente en el cual vive el individuo, respectivamente. Por ejemplo, cuando una persona suele reaccionar y actuar muy duramente ante el fracaso de algo o alguien que lo rodea, se suele decir que tiene un temperamento fuerte, vendría a ser algo así como el grado de carga emotiva que le pone a las cosas, que claro puede ser fuerte, como mencionábamos, o muy blando. Y por el otro lado, el carácter indicará el modo a través del cual actuamos, nos expresamos y pensamos.

Los psicólogos, desde siempre, le han prestado especial atención a la personalidad y ha sido objeto de su estudio principalmente a partir y durante todo el siglo XX y se hace efectivo a través de tres modelos: el clínico, correlacional y experimental. El primero hace hincapié en el estudio a profundidad del individuo, el correlacional se ocupará más que nada de encontrar diferencias individuales a partir de la realización de encuestas sobre grandes muestras de población, y por último, el experimental, establecerá relaciones causa-efecto manipulando ciertas variables.

Definidos por el psicólogo Carl Gustav Jung oportunamente en la formulación de su teoría de la personalidad, existen dos tipos psicológicos básicos de ésta: la introversión y la extraversión. Y aunque un individuo no es absolutamente introvertido, ni otro lo es totalmente extravertido, las personalidades de las personas suelen estar más o menos influenciadas por uno o por otro.

La psicología ha contribuido, y profundamente, al establecimiento de evaluaciones o procesos de diagnóstico en materia de estudios de la personalidad, y éstos en la realidad práctica son comúnmente utilizados, por ejemplo, en ámbitos laborales, donde se utilizan como elemento para “testear” a futuros empleados o aspirantes a un puesto de trabajo. A partir de diferentes actividades, ya sean preguntas o ejercicios prácticos (a través del dibujo, la música o el planteo de problemas) puede preverse y determinarse cómo actuará la persona ante determinadas situaciones, sean éstas conflictivas o no.

Tests similares también utilizan los llamados “orientadores vocacionales” que, a partir de una serie de propuestas donde la persona en estudio debe elegir cuál prefiere o define mejor sus intereses/proyecciones, podrá determinarse la orientación hacia un determinado campo de estudio o rama artística. Estos test son muy frecuentes que los realicen jóvenes en los últimos años de la escuela media como una manera de encontrar o disipar dudas acerca de su futuro laboral o académico, por ejemplo, antes de entrar a una universidad.



Elementos generales de la personalidad:


  • Constitución: Conjunto de aspectos exteriores e interiores de base genético-hereditario (origen de la reacción funcional).
  • Temperamento: Tono o disposición afectiva, es la naturaleza emocional del individuo. Se nace con el. Forma de reaccionar frente a las emociones y cambios de humor.
  • Carácter: Forma concreta y estable que adquiere en un individuo los rasgos afectivos-dinámicos heredados. Surge de la convergencia de factores congénitos y madurativos de la adquisición por educación y experiencias.               
  • Actitudes: Predisposición a reaccionar frente a determinadas categorías de objetos o de personas, cuenta con tres elementos:
  • Cognitivo: Se refiere a las creencias consistentes del individuo.
  • Afectivo: los sentimientos de placer o displacer.
  • Conductual: acciones o conductas en sí.
  • Aptitud: Capacidad para realizar cierta actividad.
  • Rasgos: Características constantes del comportamiento del individuo en una gran variedad de situaciones. Son disposiciones latentes, presumibles estables que determina la conducta manifiesta y observable del individuo. 

Aspectos que contribuyen en la formación de la personalidad:

1.- Desarrollo y Maduración


Numerosos autores han examinado el complejo proceso de crecimiento, desarrollo, maduración y declinación de la personalidad a lo largo del ciclo vital del individuo normal. Tales contribuciones han devenido en una formidable masa de información en torno a la influencia de factores biológicos, psicológicos y socioculturales en los llamados años formativos. Tres autores importantes proponen:

Freud, se fundó en el estudio de las bases del desarrollo psicosexual durante la infancia y la niñez. Los términos oral, anal y fálico han alcanzado popularidad tanto en los círculos científicos como entre al gran público.

Piaget, prestó particularmente atención al desarrollo cognitivo del niño y, como tal, su contribución puede no considerarse vinculados al estudio global de la personalidad.

Erikson, enfatizó la importancia de las influencias sociales en el desarrollo individual, extendiendo la teoría psicoanalítica y describiendo conflictos específicos a cada uno de los ocho estados del desarrollo del individuo, concebidos como polaridades y tareas.

Winnicot, Mahler y Fair Bairn, entre otros proponen la teoría de las relaciones objetales que amplía desde otra perspectiva, las formulaciones freudianas y describe el desarrollo psíquico del individuo como una sucesión organizada y compleja de imágenes internalizadas de la relación del individuo, con los llamados años significativos a lo largo de su vida, muy en particular en los estadios iniciales.

Las investigaciones desde la perspectiva bioconductual, destacan las observaciones en torno a la maduración del SNC y a la ocurrencia de diversos procesos neurofisiológicos y su relación con procesos psicológicos en los dominios efectivos, cognitivo y social, estas se han ampliado significativamente el área de estudio de la personalidad y de su desarrollo.


2.- Factores Prenatales


Es innegable la influencia que los factores genéticos ejercen sobre las características físicas, capacidad intelectual y rasgos de personalidad del individuo. Se sabe que el ambiente prenatal (incluye hábitos dietéticos, salud y enfermedad, status emocional, actitudes, exposición a drogas y radiación), influye favorablemente o no; algunos estudios sugieren que traumas psicológicos en el feto, o alteraciones del proceso de parto, pueden tener ulteriores repercusiones en el desarrollo de la personalidad.



3.- Cultura y Personalidad


Múltiples trabajos de origen antropológico y psicoanalítico se han ocupado de la relación entre cultura y personalidad. Teniendo en cuenta que la cultura se define como un conjunto de normas, valores y pautas de comportamiento se traducen en el modo de vida de un grupo, este concepto es un valioso instrumento para, analizar la socialización de la personalidad. En el proceso de culturación, el individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo y tiende a adoptar el tipo de personalidad que se considera en el desarrollo. La personalidad básica está determinada por las instituciones primarias (familia, instituciones educacionales) y a su vez determina las instituciones secundarias (religiones, mitos, ideologías, valores). En resumen, la formación de la personalidad es inseparable de las condiciones culturales específicas en que se desarrolla, pero dicha influencia no debe entenderse como una acción mecánica de la sociedad sobre el individuo. La diversificación de la cultura e incluso sus contradicciones, contribuyen a la diversificación y a la singularidad de los individuos.



4.- Importancia de Factores Clínicos

Se ha señalado ya que el concepto de personalidad no implica necesariamente la presencia o producción de síntomas clínicos. Sin embargo, su carácter clave en la estructura psicológica del individuo hace que cualquier desorden emocional o mental afecte y se vea afectado por el funcionamiento de la personalidad. Finalmente, es evidente que existe una psicopatología propia de la personalidad, un conjunto de desórdenes o trastornos que pueden alterar severamente la homeostasis del individuo que reviste características sindrómicas peculiares y que requiere un manejo terapéutico complejo y laborioso. Las consecuencias de los desórdenes psicopatológicos de la personalidad, entre muchas es la disminución o pérdida de la flexibilidad para actuar coherentemente en el plano interpersonal, limitada capacidad de enfrentamiento al estrés provocador, propensión a la ansiedad y a la subsiguiente descompensación emocional, dificultades ocupacion

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